5 ofensas de liderazgo por omisión
El silencio de un líder puede resonar tan fuerte como sus palabras
POR PATRICK FLESNER , INVERSIONISTA, ASESOR DE LIDERAZGO Y AUTOR DE FASTSCALING Y THE LEADERSHIP HOUSE@PATRICIOFLESNER _
Inc.com
El liderazgo deficiente a menudo se hace evidente rápidamente, como en el caso de la controvertida estrategia de Mark Zuckerberg de “aumentar la presión” sobre los empleados con bajo rendimiento , que se desvía notablemente de los principios del liderazgo ejemplar. Sin embargo, las deficiencias en el liderazgo no se refieren sólo a decisiones cuestionables, sino también a las acciones vitales que los líderes no llevan a cabo. A través de mi trabajo con equipos de liderazgo, he identificado estos descuidos como “delitos de liderazgo por omisión”. Este artículo presenta cinco de esos delitos, cada uno de los cuales destaca el imperativo de que los líderes tomen medidas decisivas cuando sea crucialmente necesario.
1. No abordar el comportamiento poco ético
Algunos líderes no abordan el comportamiento poco ético, lo que erosiona la confianza , daña la cultura de la empresa y puede fomentar un ambiente tóxico cuando dicho comportamiento se convierte en la norma. Considere el caso crítico en el que un líder se da cuenta de un caso de acoso sexual dentro de su equipo. No actuar (específicamente, no despedir al infractor) no sólo pone en peligro la seguridad y la moral del equipo, sino que también tolera implícitamente la mala conducta, lo que potencialmente permite que una cultura de acoso se arraigue dentro del equipo.
Los líderes altamente eficaces abordan estos actos poco éticos de forma inmediata y resuelta, reforzando una postura de tolerancia cero y defendiendo la integridad de la organización y el bienestar de sus miembros.
2. Ignorar la diversidad y la inclusión
Un descuido crítico del liderazgo que observo con frecuencia es la incapacidad de cultivar un equipo compuesto de diversos orígenes y prácticas inclusivas. Un excelente ejemplo de las repercusiones de esta supervisión es un equipo de liderazgo compuesto únicamente por personas de orígenes raciales, educativos y socioeconómicos homogéneos. Esta uniformidad conduce inevitablemente a una capacidad limitada para tomar decisiones fundamentadas e informadas.
Por lo tanto, los líderes eficaces adoptan plenamente el imperativo de integrar la diversidad y fomentar un entorno inclusivo . Sus esfuerzos activos están dirigidos a formar equipos que reflejen un vasto tapiz de antecedentes, conocimientos y experiencias. Estos líderes entienden que el valor de la diversidad trasciende las meras cuotas; se trata de enriquecer significativamente el capital intelectual de la organización y mejorar la calidad de la toma de decisiones.
3. No proporcionar comentarios constructivos
En el corazón de un liderazgo eficaz está la capacidad de catalizar el crecimiento y el desarrollo dentro de un equipo. Esencial para este proceso es la provisión de retroalimentación constructiva . Cuando un líder duda en brindar dicha retroalimentación, puede inhibir sustancialmente el avance tanto personal como profesional. Imaginemos a un líder que constantemente evita ofrecer evaluaciones críticas del desempeño y opta por afirmaciones generales que carecen de relevancia personal. Este enfoque no sólo frustra el avance individual sino que también puede socavar la dinámica general del equipo y su capacidad para tener éxito.
Por lo tanto, los líderes eficaces comprenden la importancia de ofrecer tanto refuerzo positivo como crítica constructiva. Se esfuerzan por establecer una cultura donde se fomente la retroalimentación y se caracterice por su transparencia, coherencia y especificidad. Esta retroalimentación está diseñada para impulsar una mejora continua y reforzar comportamientos constructivos. Al cultivar este entorno, los líderes se aseguran de que sus equipos no sólo crezcan de manera constante sino que también contribuyan de manera sólida al éxito duradero de la organización.
4. Descuidar el compromiso de los empleados
Una deficiencia de liderazgo muy común es la falta de involucramiento profundo con los miembros del equipo. Esto a menudo se debe a una falta de inteligencia emocional, en particular a la incapacidad de un líder para dejar de lado su ego y centrarse verdaderamente en captar lo que motiva y preocupa a los miembros de su equipo, tanto a nivel personal como profesional. Imagine un líder que interactúa con su equipo solo a nivel superficial, manteniendo una distancia profesional segura pero, en última instancia, aislante. Las consecuencias de tal desapego son significativas, ya que la falta de conocimiento del líder sobre lo que motiva intrínsecamente a los miembros de su equipo puede resultar en objetivos desalineados y un entusiasmo menguante.
Por lo tanto, los líderes eficaces forjan conexiones genuinas y auténticas con los miembros de su equipo. Invierten tiempo y esfuerzo para comprender profundamente los desafíos y aspiraciones únicos que impulsan a cada individuo. Al aprovechar este profundo conocimiento, alinean a los miembros del equipo con roles y proyectos que encienden sus pasiones y aprovechan sus fortalezas, fomentando así una cultura de alto desempeño impulsada por una motivación y un compromiso auténticos.
5. Descuidar el desarrollo no continuo del liderazgo
No es raro encontrar líderes que han estado tan inmersos en perfeccionar sus habilidades operativas o técnicas que han pasado por alto la necesidad de desarrollar sus habilidades de liderazgo. A menudo, estas personas no prevén la transición crítica de especializarse en un área como marketing o finanzas a un rol más amplio de liderazgo. Esta supervisión da como resultado lo que yo llamo ” deuda de liderazgo “: cuanto más esperan estos líderes para trabajar en sus habilidades de liderazgo, más deuda de liderazgo incurren.
El liderazgo no se trata sólo de estar presente. El liderazgo no se imparte con un título, rol o posición específicos en la jerarquía de una organización. El liderazgo es algo que se gana. Se trata de actuar cuando más se necesita. Ser líder significa involucrarse, tomar decisiones difíciles y defender lo que es correcto. Cuando los líderes no hablan ni dan un paso adelante, puede dañar al equipo tanto como decir o hacer algo incorrecto. Los verdaderos líderes marcan la diferencia al enfrentar los problemas de frente, mantenerse fieles a sus valores y predicar con el ejemplo. Así es como llevan a sus equipos al éxito y construyen una reputación duradera.