Los Estados deben proteger de la discriminación a las mujeres y niñas indígenas

Una mujer indígena guaraní de la Comunidad Tentaguasu-Chaco boliviano tejiendo con hoja de Palma, diciembre de 2021.

La violencia de género, la desigualdad y la discriminación afectan desproporcionadamente a las indígenas, que además tienen un acceso limitado a la justicia, la educación, el empleo digno y los servicios de salud, alerta el comité especializado en los derechos de las mujeres. En una nueva guía, llama a establecer políticas que salvaguarde las garantías fundamentales de ese colectivo.

En una nueva guía,  el CEDAW denuncia las numerosas violaciones y abusos de las garantías fundamentales que aún sufren las mujeres y niñas indígenas y considera inaceptable la discriminación que sufren y que les impide gozar de libertades y servicios tan básicos como el acceso a la salud o la educación.

La presidenta del Comité, Gladys Acosta-Vargas, sostuvo que las mujeres y niñas indígenas se ven afectadas de manera desproporcionada por la violencia de género, la desigualdad y la discriminación.

“Y siguen acosadas por un acceso limitado a la justicia, la educación, el empleo digno y la atención médica, simplemente por ser quienes son”, lamentó Acosta-Vargas.

Los censos más recientes indican que la población indígena mundial es de 476,6 millones y que más de la mitad, o 238,4 millones, son mujeres y niñas.

Las mujers indígenas sufren desproporcionadamente discriminación y violencia sexual y de género.
PNUD

Violencia de género

El Comité señaló que esas mujeres padecen formas cruzadas de discriminación vinculadas al sexo, género, condición indígena y otras características y factores, y destacó la violencia como una de las principales manifestaciones de esa discriminación.

Especificó que la violencia de género contra las mujeres y niñas indígenas abarca la violencia psicológica, física, sexual, económica, espiritual, política y ambiental.

Detalló que estas mujeres enfrentan violencia intrafamiliar y violencia en el ámbito laboral, público e institucional, y que se les agrede mientras reciben servicios de salud y navegan los sistemas de bienestar infantil, al igual que cuando participan como líderes en la vida política y comunitaria o cuando defienden los derechos humanos. Los atropellos también ocurren cuando se les priva de la libertad o les confina en instituciones.

Riesgo excesivo de violación y acoso sexual

Los 23 integrantes del Comité alertaron de que las mujeres y niñas indígenas corren un riesgo excesivo de violación y acoso sexual; homicidios y feminicidios por motivos de género; desapariciones y secuestros; trata de personas; formas contemporáneas de esclavitud; explotación; prostitución; esclavitud sexual; trabajo forzado; embarazos forzados; y políticas estatales que ordenan la anticoncepción forzada, entre otros abusos.

Para el CEDAW, la discriminación contra las mujeres y niñas indígenas está anclada en la falta de implementación de sus derechos a la libre determinación y autonomía, y cita como ejemplo de ello el continuo despojo de tierras, territorios y recursos naturales a las que son sometidas.

Una mujer indígena vende muñecas en las calles de Santiago de Querétaro, en México.
Unsplash/Bernardo Ramonfaur

Falta de participación y asimilación forzada

“El Comité reconoce que el vínculo entre las mujeres indígenas y sus tierras a menudo es la base de su cultura, identidad, espiritualidad, conocimiento ancestral y supervivencia”, apunta el documento y agrega que los gobiernos y otros actores suelen emprender proyectos de inversión, infraestructura, desarrollo o explotación de recursos en su territorios sin asegurar la participación efectiva ni obtener el consentimiento de los pueblos originarios afectados.

También enumera la lucha de las mujeres y niñas indígenas contra las políticas de asimilación forzada y otras violaciones de derechos humanos a gran escala, que en ciertos casos pueden equivaler a genocidio.

Obligaciones de los Estados

En este sentido, el Comité argumentó que es fundamental que los Estados aborden las consecuencias de las injusticias históricas y brinden apoyo y reparación a las comunidades afectadas “como parte de la justicia, la reconciliación y el proceso de construcción de sociedades libres de discriminación y violencia de género contra las mujeres y niñas indígenas”.

Del mismo modo, enfatiza la necesidad de que los Estados dediquen especial atención a la protección de los derechos de ese grupo poblacional cuando éste viva en entornos urbanos, ya que eso aumenta la exposición al racismo, la discriminación, las políticas de asimilación y la violencia de género.

El CEDAW pide asimismo la participación efectiva de las mujeres y niñas indígenas en la toma de decisiones y aboga por su inclusión en las instituciones estatales, respetando siempre sus culturas, identidades y tradiciones.

“La discriminación contra las mujeres y niñas indígenas es inaceptable y todos los Estados deben abordarla de manera sustantiva eliminando todas las barreras estructurales a las que se enfrentan y asegurando que sus derechos individuales y colectivos se respeten plenamente”, recalcó el Comité.

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