En Nuevo León, las alcaldías herencia familiar
David Casas
Monterrey, NL. 19 Mzo. de 2021.- En las últimas décadas se ha arraigado en Nuevo León, un fenómeno muy singular; heredar alcaldías y cargos públicos a hijos, padres o hermanos.
El origen de esta herencia es control político o bien, la falta de candidatos en municipios muy pequeños.
El historiador Héctor Jaime Treviño Villarreal recuerda que a mitad del siglo pasado se presentaron algunos casos más notables como el de Pedro Martínez Montemayor que asumió el poder en el municipio de Zuazua de 1946 a 1948.

Jorge Luis Martínez Gutiérrez
Luego vino en 1961 su hijo Jesús Martínez Martínez y después Jorge Luis Martínez, Pedro Ángel Martínez Martínez y Jorge Luis Martínez Gutiérrez, miembros de la misma descendencia.
“En el siglo XIX se dio mucho que un alcaldeperdurara en el poder, pero no necesariamente por que quisiera reelegirse, sino que no había las personas capacitadas para hacerlo y sobre todo que mucha gente no quería ser alcalde por que no era redituable, perdían en vez de ganar”, revela el estudioso de la historia.
En la modernidad del Siglo XXI en el municipio de Pesquería, llamado de ultra crecimiento por su cercanía a la zona metropolitana de Monterrey, el alcalde Miguel Ángel Lozano Munguía, que llegó por el PRI y luego se volvió independiente, no duda en impulsar a su hijoPatricio Lozano, quien busca suplir a su padre pero bajo las siglas del PAN.
Y en la zona metropolitana, al oriente, en Juárez, Heriberto Treviño Cantú, tiene licencia como edil para ocupar la presidencia del PRI estatal. Desde ese cargo ha impulsado a su hermano Francisco, que va por el tricolor en busca de la alcaldía.
Los hermanos Heriberto y Francisco Treviño Cantú.

A unos 93 kilómetros al oriente, en la localidad de Cerralvo, Baltazar Martínez Ríos, concluye pronto dos períodos como edil por el PAN; la suerte está del lado de la familia y su padre, Baltazar Martínez Montemayor, busca heredar el cargo. Con anterioridad, el padre ya había sido alcalde.
Baltazar Martínez Ríos y Baltazar Martínez Montemayor.
Unos 20 kilómetros más al oriente está el Ayuntamiento de General Treviño donde gobierna la panista Elia Hinojosa García y en el cual su hermana Maribel también desea el triunfo para gobernar.
En el sur del estado, en Aramberri, María Francisca Argüello Quiñones, esposa del actual alcalde de extracción priista, Gaspar del Toro, va en la contienda para ocupar el cargo que dejará su cónyuge.
En El Carmen, a unos 30 kilómetros al norte de la zona metropolitana, Melissa Díaz busca suplir con las siglas del PAN a su esposo el actual alcalde priista Gerardo de la Maza.

En Ciénega de Flores, al norte, gobierna el folclórico Pedro Alonso Casas Quiñones, es su segundo período, llegó por el PRD y es ahora independiente, pero su esposa Margarita Quiroga pretende sucederlo bajo el manto del PAN.

Martha Quiroga y Pedro Alonso Casas Quiñones.
La herencia política no es nueva, en 1997 Jorge Santos Gutiérrez del PAN quitó el poder al PRI y al concluir su mandato siguió su esposa Norma Robles Rosales. Luego la mujer fue diputada local y su marido nuevamente edil.
La mujer acepta que hubo comentarios negativos por ello, pero señala que “la verdad fue una decisión que el pueblo tomó mediante su voto, directo, libre y democrático. Mucha gente tendrá sus razones de pensar que el alcalde me heredó la alcaldía, cuando no vivimos en una monarquía”.
En Parás, una pequeña localidad de unos mil habitantes, Crescencio Oliveira Cantú, gobierna por sexta ocasión, y se ufana que ha ganado con las siglas del PRI, PRD y PAN.
En la historia de la localidad más familiares cercanos a Oliveira Cantú han gobernado Parás, este año toca el turno de buscar el cargo a su hija Ana Iza Oliveira, quien es abanderada de Acción Nacional.

Ana Iza Oliveira.
NO HAY LEY QUE IMPIDA “HERENCIAS”
Que una administración sea continuada por familiares puede prestarse a malas interpretaciones, pero, no hay manera de impedirlo sin coartar los derechos, opina el historiador Treviño Villarreal.
Pero hay más casos, David Enrique Milán Ramos fue presidente municipal de Abasolo en el periodo 2000-2003 y, dejó la alcaldía a su hijo David Milán Rivera, ambos del Revolucionario Institucional; mientras que en Cadereyta, Francisco Lozano Rodríguez le heredó a su hermano José.
Una especie de suerte familiar o ejemplo de control político, de cacicazgo, remata el también historiador y politólogo Romeo Flores Caballero.