AMLO en los dominios del CJNG

La reciente gira del presidente López Obrador por tres estados gobernados por opositores no sólo fue por motivos políticos. Según especialistas en temas de seguridad, el mandatario fue a reposicionar al Estado y a recomponer su alianza con los poderes locales para enfrentar el desafío que representa el crimen organizado y, principalmente, el Cártel Jalisco Nueva Generación.

 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Apremiado por el gobierno de Estados Unidos, que tiene especial interés por desarticular al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y atrapar a su líder Nemesio Oseguera Cervantes (El Mencho), el presidente Andrés Manuel López Obrador acudió la semana pasada a los estados de Guanajuato, Jalisco y Colima, luego del desafío lanzado por la organización delictiva al asesinar a un juez federal en Colima y atentar contra el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch.

Del miércoles 15 al viernes 17, en los tres días que estuvo de gira por los bastiones del CJNG, el presidente no hizo referencia alguna a ese cártel ni al de Santa Rosa de Lima. Sin embargo en Zapopan, Jalisco, pronunció las frases más contundentes de su viaje: “No vamos a negociar con la delincuencia”, “no vamos a dejarnos intimidar”.  Y al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, le dijo: “Nos vamos a proteger mutuamente”.

Durante la gira en Guanajuato, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, repitió el ejercicio que el pasado 25 de junio realizó en Texcoco, en una visita de López Obrador al Estado de México: en la conferencia matutina –esta vez realizada en la sede de la XII Región Militar, en Irapuato– presentó un mapa con la ubicación de cada banda delictiva y su margen de acción. En esas entidades predomina el CJNG.

El presidente cesó la confrontación que mantenía con los gobernadores de esos estados, después de los atentados del 16 de junio, en el que murieron el juez federal Uriel Villegas Ortiz y su esposa, y del 26 del mismo mes, cuando consiguieron herir al secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, y asesinar a dos de sus escoltas.

El pasado 3 de julio, en su conferencia, el mandatario dijo que 10 días antes del ataque a García Harfuch –o sea, el mismo día que asesinaron al Juez en Colima– el gobierno federal supo que un grupo (del CJNG) se trasladaría a la capital para realizar un “atentado contra posibles blancos”, por lo que les informó de inmediato y se les protegió: entre ellos, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro; el secretario de Relaciones, Exteriores Marcelo Ebrard; el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, y García Harfuch.

Fue cinco días después de reunirse con el presidente Donald Trump, que López Obrador entró a los dominios del Mencho, cuyos hijos Rubén y Johanna Oseguera ya están presos en Estados Unidos.

Al respecto, los investigadores de la UNAM Javier Oliva Posada y Raúl Benítez Manaut coinciden, en entrevistas por separado, en que el anuncio de que Durazo no asistiría a la gira fue un error. En el peor momento de violencia, él estaba más preocupado por amarrar la candidatura para gobernador de Sonora.

Para Benítez, especialista en la relación entre Seguridad Nacional y crimen organizado en México y Estados Unidos, Durazo está fuera de la jugada en el tema de seguridad; el líder es el titular de la Sedena.

En tanto que Oliva, profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, especialista en seguridad nacional y temas militares, considera que la ausencia del secretario del ramo fue como ceder el terreno a los delincuentes.

En cuanto a López Obrador, expone: “Estaba anunciada la inauguración de un cuartel de la Guardia Nacional en Irapuato, Guanajuato, pero suspende este acto por una visita a la refinería de Salamanca, a pesar de que en ese municipio hubo una masacre de 27 personas. El lugar era indicativo. Luego, se va a Jalisco y allí inaugura uno en Zapopan, en donde por cierto está la escuela del aire de la Fuerza Aérea Mexicana. A ello, se suma que el presidente, siempre que viaja, realiza sus reuniones en instalaciones castrenses y que los militares se encargan de su seguridad personal.

“Respecto a que su gobierno no iba a pactar con criminales, no veo sentido a ese tipo de pronunciamiento porque ningún gobierno debería pactar con ellos. El presidente debió de pronunciarse en el sentido de que no hay territorios exclusivos de la criminalidad, que no hay lugar al que no llegue el brazo legal del Estado mexicano”.

Para ambos especialistas, López Obrador realizó esa gira por la necesidad de pactar con los gobernadores Alfaro, de Jalisco, José Ignacio Peralta, de Colima, y Diego Sinhue Rodríguez, de Guanajuato, para posicionar físicamente al Estado mexicano y llevar a cabo una estrategia de seguridad sólida para combatir al CJNG.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *