Los pactos de Lozoya

Emilio Lozoya es escoltado por agentes de la policía española para comparecer ante el Tribunal Superior de España. Foto: Reuters / Jon Nazca

 

Conforme se acerca la extradición pactada de Emilio Lozoya Austin a México surge en los documentos judiciales información más detallada sobre cómo ese personaje –integrante del círculo cercano de Enrique Peña Nieto y director de Pemex en su sexenio–, protegido por un manto de impunidad, aprovechó su situación para hacer negocios sucios.

 

MADRID (proceso).- Nada queda de la ostentosa vida que disfrutó como director de Pemex, de su agenda internacional que lo llevó a buena parte del orbe en jets ejecutivos y hospedándose en exclusivos hoteles, de los multimillonarios fondos del erario de los que echó mano como miembro del círculo cercano del presidente Enrique Peña Nieto.

Lejos quedaron las fiestas y los banquetes del Foro Económico Mundial de Davos, en las que Emilio Lozoya Austin se movía con soltura. En uno de esos jaleos se vio “al actual consejero delegado de Pemex llegar con una chica en cada brazo y una botella de champán en la mano”, como lo describió –sin citar su nombre– el periodista inglés Andy Robinson en su libro Un reportero en la montaña mágica. Cómo la élite económica de Davos hundió el mundo (Ariel, septiembre de 2013).

Pero la fiesta llegó a su fin. Es la hora de la resaca.

Lozoya viajará esposado con los brazos por delante, como lo marca el protocolo de seguridad, en un vuelo de Madrid a la Ciudad de México, explica una fuente familiarizada con los procedimientos de extradición. De hecho, la Sección Segunda de la Sala Penal de la Audiencia Nacional española declaró la firmeza del auto de extradición a México e informó a la Interpol para que proceda a la entrega del reclamado, dijeron fuentes jurídicas el viernes 10.

La Interpol informó a Proceso que, hasta esa fecha, “todavía no estaba acordada” la entrega de Lozoya a las autoridades mexicanas.

Se le conducirá esposado hasta la puerta del avión para entregárselo a los agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) mexicana. En estos casos se le permite al reclamado ponerse una frazada sobre las esposas para evitar miradas críticas, explica la fuente citada.

Previamente la Interpol lo trasladará a la oficina de la Policía Nacional española en el aeropuerto, donde pasará por un reconocimiento médico y firmará su salida del país. Una vez entregado, el equipo de agentes mexicanos lo vigilará y lo mantendrá a salvo durante todo el vuelo.

De esta manera se completará el proceso de extradición de quien fue uno de los hombres más poderosos en la administración pasada, y que se dice dispuesto a romper el pacto de impunidad que prevaleció en el gobierno de Peña Nieto.

El otro pacto al que llegó Lozoya para ponerse en manos de las actuales autoridades mexicanas supone que dará toda la información en su poder para ir al fondo de las tramas de corrupción que involucran a Pemex. Con ello busca aligerar la posible sentencia que se le imponga por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, defraudación fiscal y cohecho, documentadas en las dos órdenes de aprehensión que pesan sobre él.

 

 

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