FEMSA y MARCO presentan la exposición El orden material de las cosas. Una lectura de la Colección FEMSA

Monterrey, N.L., 3 Oct. 2019.- FEMSA y el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presentan la exposición El orden material de las cosas. Una lectura de la Colección FEMSA , centrada en la presencia del objeto cotidiano en la producción de la obra de arte ya sea como referente y, principalmente, a través de su presencia física.

“Una de las ventajas de trabajar con una colección artística de amplio espectro temporal y geográfico es que permite la articulación de lecturas transversales. Esta muestra propone motivar un mejor entendimiento de la relación entre el mundo de las cosas y la obra artística”, explicó Daniel Garza Usabiaga, curador de la exposición.

“A más de 40 años de su institución, en la Colección FEMSA continuamos la importante labor e compartir su riqueza con los más diversos públicos en distintas latitudes. Por ello, es un gran orgullo para nosotros presentar la exposición El orden material de las cosas. Una lectura de la Colección FEMSA en la ciudad que vio nacer tanto a nuestra empresa como a nuestra Colección, y nos sentimos profundamente honrados por hacerlo en MARCO, un magnifico espacio que ha sido lugar de encuentro para grandes artistas, magníficas obras y un público asiduo durante cerca de tres décadas”, dijo Rosa María Rodríguez Garza, Gerente del Programa Cultural FEMSA.

“Desde la Dirección General deseo impulsar las relaciones horizontales con el resto de los museos e instituciones públicas y privadas del país para promover la formación de colecciones, la investigación y la convivencia del talento nacional e internacional con la posibilidad de crear exposiciones globales en las que artistas mexicanos tengan un papel destacado”, agregó Taiyana Pimentel, directora general de MARCO.

La muestra reconoce la presencia de los objetos y su carga simbólica en los géneros de la pintura conocidos como la naturaleza muerta y vanitas . Ya en el siglo XX, con el cubismo francés, la naturaleza muerta fue de primera importancia en la introducción de objetos cotidianos en la obra de arte. Posteriormente, el dadá y el surrealismo introdujeron de lleno el objeto cotidiano como obra artística a través de objetos encontrados, ensamblados o modificados. Al utilizarlos, algunas obras buscan arrastrar sus múltiples significados para realizar comentarios críticos sobre la realidad. Esta lógica persiste en el arte contemporáneo, como se puede apreciar en la producción de numerosos artistas que han hecho del objeto uno de sus materiales comunes.

Considerando la riqueza del acervo de la Colección FEMSA, El orden material de las cosas busca, además, ilustrar este proceso relativo a la historia del arte en relación al objeto cotidiano en México y entablar un diálogo entre las obras realizadas en el país con otras hechas por artistas de distintos puntos de Latinoamérica durante las últimas tres décadas con el fin de apuntar similitudes, diferencias y otro tipo de asociaciones.

NÚCLEOS DE LA EXPOSICIÓN

El orden material de las cosas está dividida en cuatro núcleos temáticos que son:
– Naturaleza muerta
– Objetos simbólicos
– El objeto entra en escena
– Nuevos Realismos
– El objeto anómalo y el arte contemporáneo de los años noventa
– La materialidad de la ciudad

EL ORDEN MATERIAL DE LAS COSAS

Naturaleza Muerta En el siglo XVII surge y se consolida el género conocido como naturaleza muerta . Durante el llamado “Siglo de Oro” de la pintura holandesa y española, el nuevo género florece y produce modelos y variaciones como el bodegón y el vanitas . En el mismo siglo, la naturaleza muerta también se institucionaliza como un género académico a partir de su consideración dentro de la Academia de Bellas Artes de Francia. No obstante, nunca gozó de mucha popularidad y era visto como inferior a la pintura histórica, al retrato o el paisaje. Fue hasta la segunda década del siglo XX que este género de la pintura se encuentra en el centro del desarrollo de una estética de vanguardia. Con el cubismo, la naturaleza muerta estuvo presente en la creación del collage así como en la introducción de fragmentos de objetos cotidianos, principalmente impresos en la obra de arte.

Dentro de la Colección FEMSA, existen varias piezas que se pueden asociar con este género. Entre las más evidentes están Naturaleza muerta con uvas negras (1957) de Alfonso Michel y Naturaleza muerta (1945) de Olga Costa. En Alacena (1942) de María Izquierdo se puede apreciar una perspectiva regional de este género. Obras contemporáneas que se podrían asociar con la naturaleza muerta son algunas fotografías de Aristeo Jiménez y la pieza Artist (2011) de Marianna Dellekamp.

Objetos Simbólicos
Más allá de la naturaleza muerta
El género de la naturaleza muerta parte de una tradición europea. Con el surgimiento del arte de vanguardia en América Latina durante las primeras décadas del siglo XX existieron varias alternativas artísticas regionales que buscaron liberar el mundo de los objetos de este tipo de modelos.

El artista uruguayo Joaquín Torres-García desarrolló una práctica en la
que aparecen distintos objetos representados a través de soluciones simplificadas. El significado que se les buscaba dar a estos objetos no tenía nada que ver con la tradición europea de la naturaleza muerta sino con un sentido regional, proveniente de las culturas originales del continente americano. En lo que concierne al arte contemporáneo, el trabajo de Marta María Pérez Bravo ofrece, igualmente, una percepción localizada sobre el entendimiento de los objetos que escapa a la racionalidad imperante. En su caso, el uso de los objetos busca situarse en línea con el imaginario de la santería y operar simbólicamente. Del mismo modo, los objetos naturales, desde siempre, han sido punto de partida de innumerables formas simbólicas. La relación entre cultura y naturaleza es algo que se explora en trabajos tanto de artistas modernos (Armando Reverón) como contemporáneos (Silvia Gruner).

La materialidad de la ciudad Las prácticas de las vanguardias históricas no consideraron únicamente a los objetos cotidianos como un nuevo material para reflexionar y producir obras artísticas, esto también lo hicieron con el espacio de la ciudad, su materialidad, su arquitectura y urbanismo. En lo que respecta a representaciones de la imagen de la ciudad, My dress hangs there ( Mi vestido cuelga ahí ), 1933 de Frida Kahlo, ofrece un panorama de la ciudad de Nueva York como un sitio de desarrollo industrial y agitación social. La imagen de esta ciudad es, por lo tanto, moderna; en sintonía con las soluciones plásticas (el collage ) que la artista utilizó en la pieza. En el panorama aparecen distintos monumentos, incluyendo uno que sostiene, como gesto dadá, a un retrete. En Los mitos (1944), Juan O´Gorman articula un paisaje donde sobresale un conjunto urbano e industrial.

Crítico del pensamiento mítico, el pintor incluye en esta pintura, a manera de una estratificación casi geológica, desde imágenes que pueden recordar episodios bíblicos hasta la misma idea de progreso que conlleva el proyecto de modernidad.

La materialidad de la ciudad también ha sido un campo de investigación para el arte contemporáneo. Algunos artistas, por ejemplo, han decidido trabajo a partir de los significados que han adquirido, desde su construcción, algunos edificios que han llegado a ser considerados icónicos – como sucede con Jorge Méndez Blake y la Biblioteca Vasconcelos o Damián Ortega y la Torre Latinoamericana.

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