Las resistencias

Por : Raúl Robledo

Monterrey, N.L., 15 Ago. 2019.- Como luego dicen, no hay cambio sin resistencia y eso es lo que pasa en la Cuarta Transformación emprendida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en busca de mayor equidad y justicia social para la mayoría de los mexicanos.

Tanto empresarios, como políticos y hasta líderes sindicales se resisten al cambio, buscando conservar sus privilegios basados en la corrupción y la impunidad que a lo largo de décadas han ostentado y disfrutado vía privilegios indebido en detrimento de un gran número de mexicanos.

Al menos 36 años de neo liberalismo han contribuido al amasamiento de fortunas hechas a base de la cesión de empresas estratégicas para el estado, como la telefonía, petróleo, ferrocarriles, electricidad, minería y hasta la banca en beneficio de unos cuantos empresarios nacionales y extranjeros.

Agregado a ello, están los contratos y obras incumplidas, cobradas por adelantado a precios onerosos, al amparo del tráfico de influencias y privilegios, que alcanzan hasta a proveedores de medicinas para el sector salud a precios inflados.

A escasos meses de haber iniciado el nuevo gobierno, ya son varias las voces, plenamente identificadas, que le apuestan al fracaso del nuevo proyecto de nación y hasta hablan de uno alterno, para conservar el estado de cosas y privilegios que han venido detentando unos cuantos traficantes de corrupción e impunidad.

Sin embargo, también hay que destacar que cada vez son más amplios los sectores que se convencen de la bondad y legitimidad de esta redistribución de la riqueza, de la igualdad de oportunidades a que tienen derecho los mexicanos.

Los empresarios y políticos, así como sindicalistas con visión, ya se dieron cuenta que el propósito de esta transformación es privilegiar a las mayorías hasta ahora marginadas de los beneficios de la riqueza nacional, observada en el contraste de grandes masas empobrecidas y unos pocos mexicanos reputados entre los más ricos del mundo.

Las amenazas de asonadas y estallidos por los cambios que se dan en la geografía económica, política y social del país, son intentos desesperados por conservar el estatus que se venía dando desde hace décadas, y que desde luego, si llegaran a materializarse, deberán atenerse a las consecuencias de sus acciones.

La transformación de México va hacia adelante y difícilmente será detenida por las inercias que pretenden conservar un estado de cosas que ya es insostenible y que lacera la dignidad de los mexicanos conscientes del derecho que tienen a la igualdad de oportunidades y disfrute del bienestar que proporciona una riqueza generada por todos.

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