Alzhéimer: la acumulación de proteína beta amiolide en el cerebro determina la enfermedad
Una nueva investigación por parte del Beta Brain Research Center de Barcelona, junto a la Fundación Pasqual Maragall, ha establecido una relación entre la acumulación en el cerebro de forma patológica de proteína beta amiloide y la enfermedad de Alzhéimer.
Los resultados del estudio que han sido publicados en Alzheimer´s Research and Therapy están basados en el nuevo valor que se ha establecido para detectar a las personas que estén en fase incipiente de acumulación anormal de proteína amiloide y de esa forma, ofrecerles participar en un programa de investigación para prevenir y reducir el riesgo de desarrollar demencia en el futuro.
TENER PLACAS DE AMILOIDE NO IMPLICA NECESARIAMENTE QUE ESTA PERSONA DESARROLLE DEMENCIA PERO SÍ LO AUMENTA EXPONENCIALMENTE ENTRAR EN LA FASE CLÍNICA DE ALZHÉIMER.
El valor añadido de este estudio se ha realizado, por primera vez a nivel mundial, evaluando la concentración de proteína amiloide en personas sin alteraciones cognitivas pero con factores de riesgo de desarrollar alzhéimer, y en personas con demencia. Se ha comprobado entonces, de forma cuantitativa, objetiva y precisa que es posible detectar patología sutil de amiloide mediante PET a unos valores más bajos de lo que estaba establecido, de forma que se han comparado con otros indicadores del líquido cefalorraquídeo y de esa forma, se han establecido umbrales para hallar las medidas de acumulación de la proteína.
Para medir estos niveles de proteína beta amiloide en el cerebro se utilizan principalmente dos técnicas: la tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) de amiloide, que es una técnica de neuroimagen que puede utilizar hasta tres tipos de trazadores para detectar la acumulación de la proteína y el análisis del líquido cefalorraquídeo obtenido mediante una punción lumbar.
En España se ha establecido el primer plan nacional de Alzhéimer con objeto de fomentar la investigación, las políticas de prevención, la mejora de los servicios asistenciales y la sensibilización de la enfermedad. Alrededor de 700.000 personas mayores de 40 años padecen esta enfermedad en España y según la OMS, avanzar en el diagnóstico precoz, ayudará a elegir los tratamientos adecuados para frenar el avance de la enfermedad que actualmente no tiene cura.