En lo alto de la Sierra madre, la mítica casa de un científico nuevoleonés que se autoinoculó el Mal del Pinto
Monterrey, N.L., 23 Nov. de 2018.- El científico, humanista y escritor, doctor Eduardo Aguirre Pequeño se autoinoculó el mal del pinto para ahondar en sus investigaciones; construyó una casa en lo alto de la Sierra Madre, en el Cañón de la Huasteca al poniente, en el municipio de Santa Catarina, la que hoy, expropiada por el gobierno de Nuevo León hace tres décadas, está abandonada sin que se cumpla la promesa gubernamental de establecer un museo en el lugar.
Construida en 1955 por el médico y su familia quienes eran propietarios de terrenos en el área de La Huasteca, se localiza en la parte más alta del cerro, entre la cueva de la Virgen y la pared de los gatos; fue refugio del científico nuevoleonés, fundador de las facultades de Biología y Agronomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León y quien murió en 1988 a la edad de 84 años.
Eduardo Aguirre Cossío, hijo, recuerda que en la administración estatal de Jorge Treviño -1979-1985- se expropiaron terrenos del área entre ellos la casa que estaba abandonada y por cuyas propiedades el gobierno les indemnizó. El estado pretendía hacer un museo en el lugar, pero a la fecha no se ha hecho nada.
“Después que mi papá lograra sobre llevar el mal del pinto, le gustaba seguir ejercitándose, teníamos varios terrenos en La Huasteca, un día estando en uno de esos terrenos tomó un block y mirando hacia lo alto de una montaña me dijo – recuerda hijo, no hay dificultad que resista los embates de una voluntad firme y de un trabajo continuo a favor de la justicia y el bienestar del hombre, subiremos este block hasta allá (la cima del cerro), será el primero de muchos con los que construiremos un refugio en el precipicio de esa montaña –, y así fue”, recuerda Aguirre Cossío, también médico de prestigio.
La única vereda para llegar al lugar indicado y un burro que ayudó a la carga del material, fueron mudos testigos de los pasos de la familia Aguirre Pequeño. Treinta minutos les tomaba llegar al majestuoso lugar en donde buscaban construir tres niveles sólidos, incrustados en la montaña. La obra tuvo un tiempo de duración de casi cinco años.
Durante décadas la construcción ha estado abandonada, sucia, con basura y grafiteadas sus paredes, en el abandono total. “Es una lástima, mi papá luchó tanto por la medicina y por la gente, este era su santuario, y ahora ni siquiera abriga a montañistas, me moriría feliz si ahí se hiciera un museo de historia natural”, vislumbra Aguirre Cossío hijo.
“Pocos saben, pero incluso las paredes de esa casa son naturales, son pedazos de suelo natural que en la prehistoria se levantó, y se quedó en la montaña, es un lugar increíble, digno de atención”.
En marzo de 2017, vecinos integrantes del Colectivo Santa Catarina acudieron con escobas, jabón y pintura para limpiar las paredes y pisos, sacar la basura y darle “una manita de gato” a la casona
“Lo hacemos más que nada para que cuando vengan visitantes no se lleven una mala impresión de lo que es esa casa; año con año y previo a Semana Santa lo hacemos y a manera de conmemorar el nacimiento del doctor Aguirre Pequeño”, dijo el activista y ambientalista César Flore Peña.
La auto inoculación de la bacteria fue una práctica empleada por el científico para probar sus teorías. Las leyendas urbanas de los lugareños aseguran que el doctor lo hacía en esta casa de piedra y que el eco producido por su ubicación, hacía que se escucharan sus gritos por el parque.