Romance en Tokyo: un amor, dos culturas
Por Mercedes Arancibia
Basada en la novela autobiográfica Ni de Eva ni de Adán de la escritora belga Amelie Nothom, “Romance en Tokyo” (Tokyo Finacée) es la historia de unos meses de la vida de Amelie, una chica de 20 años que mezcla la realidad y los sueños, vuelve a Japón, donde nació y pasó parte de su infancia, con el objetivo de “hacerse japonesa”, o al menos lo más japonesa posible.

Allí intenta dar clases privadas de francés para ganarse la vida y por un anuncio conoce a Rinri, su primer y único estudiante, un joven japonés que pronto se convierte en su amante.
Entre sorpresas, momentos felices y escollos en mitad de un choque cultural poético y divertido, Amelie descubre un aspecto de Japón que nunca antes había conocido y nosotros descubrimos una chica que se parece mucho a un personaje de manga.
La película está protagonizada por Paulinne Etienne, (“Eden”, “Dos otoños, Tres Inviernos”, “La Religiosa”), joven actriz francesa en alza. El protagonista masculino es un músico que responde al nombre de Taich Inouei, nacido en Fukushima, el lugar que se ha convertido en una pesadilla para los nipones, y elegido en un casting.
Les acompañarán la canadiense Julie LeBreton (“Starbuck”) y Alice de Lencquesaing (“La religieuse”). A los mandos de la realización se encuentra el belga Stephan Liberski, autor de tres largometrajes anteriores, que pasaron sin pena ni gloria, y más conocido en su país como humorista, escritor, actor y “hombre de televisión (se ha prodigado especialmente en Canal +, con series y programas de humor).
“Romance en Tokyo” es una historia iniciática, romántica, divertida y original, sin más pretensiones que contar un primer amor, ingenuo y fresco como suelen ser todos, lleno de malentendidos y fascinación cultural en ambos personajes, narrada con una libertad formal que recuerda mucho las películas de lanouvelle vague, lo mismo que la estética del personaje de Amelie recuerda mucho a la Jean Seberg de “A bout de soufflé” (Jean-Luc Godard, 1960).