La bronca de El Bronco
Por Francisco Garfias
México no sale de la lista negra ni de la nota roja (el copyright es del senador con licencia Héctor Yunes). Ayer fue el penal de Topo Chico en Nuevo León.
Se enfrentaron internos —zetas vs. golfos— según la versión del gobernador Jaime Rodríguez.
Murieron 49 personas y otras 12 quedaron heridas, cinco de gravedad.
El hecho nos volvió a poner en la vitrina del horror a nivel internacional. Bastaba echar un ojo a los portales de los principales diarios del planeta. A ninguno de los importantes se les fue la nota.
- Ha sido una semana de impacto que inició la madrugada del lunes.
Ese día sustrajeron de su domicilio a la reportera de policía Anabel Flores. La mataron y la tiraron en una carretera de Puebla con los pantalones abajo y las manos atadas.
Al día siguiente se confirmó la muerte de dos de los cinco jóvenes que la policía estatal detuvo en Tierra Blanca el 11 de enero pasado.
El mismo patrón de Ayotzinapa. Los entregaron al crimen organizado y aparecieron en pedacitos. Trituraron sus restos.
- Al gobernador Rodríguez le llovió por los acontecimientos del penal. “Es la primera bronca de El Bronco”, ilustró el senador del PRD Miguel Barbosa.
La partidocracia se montó en los acontecimientos en Topo Chico para desacreditar las candidaturas independientes.
El pintoresco personaje —sus colaboradores lo describen como una mezcla dePedro Infante y El Piporro – fue el centro de las críticas.
Le reprocharon, una y otra vez, dedicarse más a promover “el partido de los independientes” que a gobernar su estado.
Una y otra vez preguntaron por qué no se renovó el convenio con la Federación para que las fuerzas armadas se encargaran de la seguridad en los tres penales de Nuevo León.
El convenio fue firmado luego del motín que se produjo en la cárcel de Apodaca en el 2012. Allí murieron 44 personas. Venció en septiembre pasado.
A El Bronco lo tupieron de izquierda a derecha. “Es bien sabido que Nuevo León no tiene gobernador ni sábados ni domingos. ¿Que van a hacer?”, preguntó el senador perredista Fernando Mayans a su colega panista Raúl Gracia, paisano deRodríguez.
“Negligencia criminal”, definió el también panista Javier Lozano.
El priista Arturo Zamora, vicepresidente de la mesa directiva, no habló en tribuna. Prefirió convocar a rueda de prensa para balconear sus actividades. “Se ha distinguido por mantener una agenda mucho muy apretada, pero de compromisos fuera de su estado”, dijo. Hizo un recuento de sus frecuentes viajes para promover su imagen en los cuatro meses que lleva como gobernador:
Aguascalientes, Tijuana, Guadalajara, San Luis Potosí, Puebla, Villahermosa, alguna ciudad de Tamaulipas, que no ubicó, Centro y Sudamérica.
“¿A qué hora gobierna Nuevo León?, ¿quién lo financia?, ¿el erario?”, preguntó.
En corto, Zamora nos dijo que en Nuevo León gobierna Manuel González FloresSecretario de gobierno.
Pero también los empresarios que llevaron a El Bronco al Palacio de Gobierno. “¿Cómo tendrán ahorita la conciencia?”, preguntó.
La mesa directiva del Senado firmó incluso un acuerdo en el que condena los hechos y exhorta a la autoridad estatal a investigar. Sus integrantes le piden a las autoridades estatales que se indague el papel de los funcionarios del penal y de seguridad, y exigen la reparación del daño a las víctimas.
“El gobierno del estado de Nuevo León debe asumir su responsabilidad y evitar que acontecimientos como los del penal de Topo Chico vuelvan a ocurrir”.
Durante el debate en tribuna, nadie justificó El Bronco y su carente manejo de crisis.
Las críticas apuntaban más al golpeteo de los independientes que a destacar las fallas del sistema penitenciario: autogobierno, sobrepoblación, corrupción, etcétera.
Los sangrientos hechos se habían politizado. ”Hubo un uso abusivo de la tribuna”, se quejó, ya casi al final, el propio Miguel Barbosa.
- Al llegar a la oficina me encontré ayer con un sobre que nos envió la Secretaría de Gobernación.
Me sorprendió. Dentro venía un oficio firmado por su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, acompañado de un cuadernillo con los datos de incidencia delictiva al cierre del 2015. El oficio presumía que la tasa de la incidencia delictiva total en el país, por cada 100 mil habitantes, es la más baja desde que se inició su registro en 1997.
“Refleja una reducción del 15% respecto al 2012”, aseguraba. Y decía más: entre 2012 y 2015, el secuestro se redujo en 26%, las extorsiones en 31%, y el robo de vehículos en 25 por ciento.
“Si bien algunos puntos específicos del país presentaron un incremento en la tasa de homicidio doloso durante el último año, a nivel nacional persiste la disminución del 22% respecto a 2012”, señalaba el documento.
Se leía también que, gracias a las labores de coordinación, así como al uso de sistemas de inteligencia del Gabinete de Seguridad, a la fecha se ha logrado neutralizar a 98 de los 122 criminales más peligrosos del país.
“Destaca la recaptura del criminal más buscado del mundo (El Chapo) el pasado 8 de enero”, remataba el informe.
No parecía el mejor momento para presumir estadísticas. Vimos la fecha del oficio: 2 de febrero del 2016. La semana roja aún no ocurría.
Tomada de Excelsior